VUELA AL HORIZONTE
Se extienden tus alas, miras tu horizonte y sin darte cuenta tu cuerpo se impulsa; estás experimentando nuevos aires, los olores acumulados por años en ese suelo antiguo dejan de tener gusto al saborear olfativamente los nuevos. Abajo, el olor era de un inmundo pesimismo; en el piso todos se cacareaban “animándose” mutuamente, consolando su pestilente cobardía. El viento de dificultades comienza a soplar, algunas veces más fuertes; tus músculos de experiencia se fortalecen y se preparan, quizás los que vienen serán más difíciles, tu cuerpecito se acostumbra. Que delicia se siente deslizarse por esas corrientes, las más fuertes te ayudan a avanzar más rápido. ¿Te das cuenta? ¡Naciste para volar! esto es lo tuyo, esas gallinas te mintieron.
Estas planeando, es un periodo de tranquilidad, tienes la tentación de dar un vistazo al suelo, ¡No lo hagas! distrae tu horizonte, continua volando y mirando tu perspectiva soñada. Si pierdes tu visión pierdes las ganas de volar, y si pierdes el vuelo pierdes tu vida. No eres un infecto carroñero dando círculos en el cielo, mira tú horizonte, cuando dejes de mirarla tu cuerpo se encorvará y comenzarás a bajar; llegarás al suelo, inutilizarás tus alas y serás una miserable gallina que se detiene a rascar las indigencias de la tierra y picotear sus derrotas.
No estás solo en el vuelo ¿Vez a las otras aves volar? Algunas alzaron el vuelo antes que tú, tienen autoridad; ellos hablan poco, están volando, pero sus cortos cantos son de experiencia, no te dirán lo que deseas oír, cantarán lo que necesitas hacer, muchas de sus palabras no te gustarán pero serán las más beneficiosas. Los estúpidos no los escuchan, estos escuchan a los pavos, ellos hablan todo el tiempo, se jactan y te alaban. Dicen que la vida privilegiada es tener el alimento sin esfuerzo, sin saber que esa vida los llevará a la muerte. Mañana el guisandero pasará por sus improductivas vidas.
Hoy los nubarrones amenazan expulsar grandes gotas de lluvia, el sol de claridad está oculto detrás de las melancólicas nubes, por alguna razón estás en tierra. Quieres volver a sentir el grato aire de logros recorrer tu cuerpo, pero, en la mente circula como un sordo mareo preguntas cuyas respuestas fueron olvidadas: ¿Cuál es mi norte? ¿Dónde está mi horizonte? La desesperación quiere tomar forma de resignación, pero tu débil corazón de ave creada por el Altísimo se rebela ante el miserable pensamiento humano. La angustia te hace suplicar por ayuda, esa ayuda siempre estuvo junto a ti, ahora tu pequeño corazón escucha de a pocos en el meditado silencio. A pesar de las muchas voces insistentes, es una orden rápida, no hay tiempo, oyes su voz Divina: ¡alza el vuelo! obedéceme hijo. Se escucha suplicante: ¡Éste es tu horizonte! entre más rápido lo hagas, mejor. No racionalizas la respuesta, el hacerlo justificarías la necedad, solaparías la complacencia, sólo obedeces a la mirada en tu horizonte designado por la Providencia.
Tu horizonte se hace más despejado, del mareo de ideas pasas a la lucidez, extiendes tus alas, comienzas a sentir paz, sientes un relativo temor pero la angustia es sepultada por la tranquilidad de la obediencia, no especulas, solo te lanzas a los aires de victoria. Comienza tu vuelo, tu cuerpo identifica las corrientes. Ya no miras la superficie, sólo recuerdas que por un momento quisiste ser una frustrada gallina. El sol de claridad se abre paso entre las borrachinas nubes. Cantas y no te cansas: ¡Gracias Señor! ¡Gracias Señor! ¡Gracias Señor! por mostrarme tu horizonte que es también mi horizonte. Y continúas volando.
Escrito por: Marlon Joe Mamani Larico
Dedicado: A mi familia que los quiero mucho y a todas las aves que están volando.
Dedicado: A mi familia que los quiero mucho y a todas las aves que están volando.
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