viernes, 9 de octubre de 2009

APRENDER: UNA ACTITUD DE TODA LA VIDA

Quien no ha escuchado de la voz de mamá la historia del joven David y el gigante Goliat, o ha visto algún dibujito animado o película mostrando la osadía de David frente al gigante. Si pudiéramos hacer una relación entre Saúl y David diríamos lo siguiente:
Ambos eran de familias humildes.
Ambos tuvieron que enfrentar grandes desafíos como batallas y guerras.
Ambos recibieron consejo de hombres piadosos como Samuel en caso de Saúl y Natán en caso de David.
Ambos tuvieron la oportunidad de escuchar cambiar y crecer.

Saúl luego de destruir en batalla a los ciudadanos de Amelec, preservó la vida de ovejas y bueyes, desobedeciendo así la orden que Dios le dio con respecto a la destrucción total de esa ciudad incluyendo a los animales. Ante la reprimenda de Samuel al mostrar su error. El rey Saúl insiste constantemente que su decisión era la correcta. 1 Samuel 15: 20 dice: “Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo obedecí la voz del SEÑOR, y fui en la misión a la cual el SEÑOR me envió, y he traído a Agag, rey de Amalec, y he destruido por completo a los amalecitas”. Desechando así la oportunidad de aceptar su equivocación y aprender del mismo. Saúl no aceptaba sus errores.

¿Por qué cuesta tanto aceptar nuestros errores? Quizás porque, en el fondo uno no se siente competente y se tiene miedo de confirmarlo. Para la baja autoestima aceptar los errores es exponerse a que nos vean tal como pensamos que somos, es decir inseguros y temerosos.
Usualmente se concentra en su opinión personal y considera cualquier consejo u observación como una amenaza y no como una alternativa para continuar mejorando. Toda persona que no está dispuesta a aprender no está dispuesta a desarrollarse. Nunca dejaremos de aprender ni aún en el mismo cielo. Aprendemos de grandes hombres y también de aparentemente insignificantes hormigas, de organismos tan sencillos y a la vez tan complejos.

David, el la historia infantil, recibió la exhortación del profeta Natán le mostró sus grotescos errores de adulterio y homicidio. Este aceptó con dolor, buscó ayuda desesperada en Dios, cambió y fue una oportunidad para crecer, mejorar, cambiar.

Hoy saldrás al trabajo, a los estudios, a las labores domesticas, al encuentro con el tumulto de actividades, y tendrás la oportunidad de aprender, aprender de los errores, aprender de las caídas, aprender de los consejos, aprender de los amigos, aprender del mismo Dios escuchando su voz y aceptando su voluntad. Dios te dirija hoy.


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